Los cajones para las facturas siguen allí

Los consejeros de Hacienda de las comunidades autónomas me parecen en este momento los políticos más importantes del país. En ellos gravita la credibilidad financiera de España y de su gestión rigurosa depende la salida de esta crisis.

El consejero de una comunidad conquistada por el PP en mayo de 2010 me contaba que acaba de cerrar su primer presupuesto real. El monto total asciende a unos 5.700 millones, idéntica cantidad que en 2007. Pero en esta ocasión, sus cuentas contienen 400 millones de euros más en sueldos, debido a unos generosos pactos salariales alcanzados con los profesionales sanitarios por los anteriores gobernantes.

La deuda de su comunidad, que en 2007 era de 1.000 millones, ha pasado a ser de 3.400 en 2012. Su sector público empresarial está compuesto por 102 empresas y se ha comprometido a fusionarlas y extinguirlas hasta dejarlas en 35. Pero no sabe bien qué hacer ni cuándo hacerlo. Si procede a reducirlas tendrá que asumir los 600 millones de euros en deudas que están emboscadas ahí. Su ratio deuda/PIB regional se disparará y eso puede acarrearle males mayores.

«Se perdió el respeto por el dinero público», me dice el consejero. La fiesta del gasto público en España ha sido de tal nivel que una de las primeras medidas que tomó fue centralizar en un proveedor con la mejor oferta posible todo el gasto telefónico de la comunidad autónoma. Resultado: ¡Un ahorro de 48 millones de euros!

Su comunidad afloró 450 millones en 171.000 facturas ocultas en los cajones. A eso hay que sumarle un ajuste de gastos atrasados de 220 millones que entraron en el presupuesto 2012. Había documentos pendientes desde 2008, fundamentalmente facturas de gasto sanitario. También aparecieron gastos de hace nueve años. «Hay cosas que no me creo y que no las he visado, por ejemplo, facturas de asesorías imposibles de comprobar. Y no eran cantidades pequeñas: pasaban de 2 millones de euros».

El gasto sanitario, como a la mayoría de sus colegas, le tortura. Su comunidad está en la media de España, casi el 80% del gasto farmacéutico lo consumen los jubilados, que ahora tendrán que pagar una pequeña parte de los medicamentos. Es de tal nivel el gasto en pañales para adultos que han decidido crear una empresa que fabrique pañales de marca blanca para su comunidad y les sale más conveniente que subastarlos en el sector privado, lo que resulta sorprendente.

«El que no sabe dónde va, acaba llegando donde no quiere», me dice para subrayar que aún persisten muchas incógnitas sobre los presupuestos autonómicos. En una semana, todas las comunidades deberán traer los suyos a Madrid y votarán y aprobarán los de las demás. Puede ser una reunión con resultados incalculables. El problema es que un lado de la ecuación está cerrado: en 2012 no se puede fallar con el objetivo de déficit, sea el estricto de la CE u otro relajado, con el que todavía sueña el Gobierno. Pero los cajones autonómicos donde se ocultaron las facturas siguen allí y muchos no dudarán en volver a llenarlos. Y sobre eso no se ha puesto ninguna cortapisa.

john.muller@elmundo.es